¿Encajo en la Empresa?

Esta es una pregunta que últimamente he escuchado a algunos de mis coachees, y es que después de un tiempo en la misma empresa surge naturalmente esta interrogante. No necesariamente porque la persona está insatisfecha, más bien brota como una reflexión natural. No es recomendable hacerla si la persona está recién entrando a una empresa o está en un tiempo de adaptación, esta pregunta es para cuando uno se encuentra en un periodo de “madurez” profesional, es decir después de tener la experiencia de haber pasado por momentos positivos y negativos en una compañía. Si se encuentran en este momento, los invito a que hagan un autoanálisis mientras leen este pequeño artículo.

Para que el colaborador pueda desempeñar adecuadamente su trabajo, es necesario que exista una congruencia entre el conjunto de valores de la persona y la cultura de la organización;  este es el punto clave para saber si encaja o no en una empresa. Entendiendo que las empresas tienen una misión, visión, valores y desean ciertas competencias en sus colaboradores; así como los colaboradores tienes aspiraciones profesionales, buscan oportunidades de desarrollo y aprendizaje y tienen valores que los hacen crecer como personas. Podríamos decir que de lo que se trata es de analizar los puntos fuertes en los que se unen las necesidades de la organización con las necesidades de la persona, buscar el espacio de congruencia entre la persona y la empresa.

Es importante entender también que es un trabajo de ambos lados, la empresa y el colaborador deben tomar consciencia de la situación actual y comprometerse a través de acciones concretas para que este espacio de congruencia sea cada vez mayor, buscando eliminar barreras institucionales y personales, sólo así la brecha entre lo que se espera y la realidad disminuirá. Si no se cae en el círculo vicioso de que los colaboradores no cumplen lo que espera la empresa y la empresa no da los beneficios que los trabajadores esperan.

Para hablar de encajar, tenemos que tener en cuenta dos aspectos. El primero es el que se refiere a las habilidades “duras” o destrezas definidas que necesita una persona en determinado puesto, es decir sus niveles de conocimiento sobre temas específicos y sus habilidades cognitivas. El otro aspecto a considerar son las habilidades “blandas”, que se refiere a los comportamientos de la persona, su desempeño social y manejo emocional. Ambos aspectos se complementan y hay que darles la misma importancia. Como escuché en una conferencia: “No nos sirve ni tener un genio desadaptado en la empresa ni tener un tonto motivado”. Para saber sobre cuál de estos aspectos hay que trabajar, las empresas cuentan con diferentes herramientas como: Evaluaciones de Desempeño, Evaluaciones 360, Evaluaciones de Clima Laboral, Mapas de Puesto, Manuales de Funciones, Matrices de Análisis Personal, Matrices de Identificación de Valores, entre otras. Lamentablemente estas herramientas a veces se usan sólo como diagnósticos, pero no se realizan planes de desarrollo o actividades de seguimiento para que los resultados obtenidos a través de estas herramientas sirvan como base para un trabajo más completo y útil a mediano y largo plazo.

A continuación les doy algunos puntos para que su autoanálisis sea aún más concreto y puedan identificar por dónde hay que empezar a responder la pregunta sobre si encajan o no en su actual trabajo:

·        Alinear expectativas (¿Lo que espera la empresa para mí es lo que yo puedo dar o lo que necesito?).

·        Evaluar la realidad actual (¿necesito mejorar mis habilidades duras o blandas para estar al nivel que mi posición lo requiere?).

·        Seleccionar las actividades de desarrollo adecuadas para satisfacer esas necesidades percibidas (¿Qué voy a hacer?).

·        Establecer metas y objetivos a corto, medio y largo plazo a nivel profesional y personal (Recibiré sesiones de coaching, luego estudiaré un curso de actualización y en un año llevaré una maestría).

Recomiendo que estas mismas preguntas sean hechas por los directivos de la empresa, pensando concretamente en sus colaboradores. Por ejemplo en el punto de Alinear Expectativas (¿Lo que este trabajador puede darnos es lo que la empresa necesita?).

En la medida que los valores de una persona y los de la organización coincidan más, es más probable que la persona permanezca en esa organización, pero además aumentará su satisfacción y realización personal, lo cual se evidencia de forma tangible en su compromiso e identificación con la empresa. Hay  una buena cantidad de investigación científica que apoya esta relación.

Recordemos también que el match o encaje perfecto no existe, a menos que la persona sea el dueño de la empresa. De lo que se trata es de reflexionar y ver de qué  manera la persona puede considerar un futuro profesional en la empresa en la que se encuentra, sabiendo que es el lugar para vivir los propios valores y desarrollar todo el potencial que tiene.